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Cultura: ¿Cómo es la Resurrección de Jesús en los Evangelios Apócrifos? | Por Alina Escobedo

Los evangelios apócrifos no son considerados canónicos al no estar en la Biblia y nos cuentan una historia distinta de Jesús y su resurrección.
Lo que sabemos sobre la vida y obra de Jesús lo encontramos en el Nuevo Testamento de la Biblia.  La segunda parte de la Biblia cristiana fue compuesta entre los años 50 y 100 d.C., fue publicada en el año 370 y consagrada en el Tercer Concilio de Cártago en 397. Sin embargo, muchos han puesto en duda los textos elegidos para su conformación, particularmente por la existencia de los llamados evangelios apócrifos. 

Y, si bien, coinciden en muchas cosas sobre la vida de Jesús, en otras hay grandes diferencias. Por lo qué hablaremos de cómo es presentada la resurrección del Mesías en los evangelios apócrifos.

¿Qué son los Evangelios Apócrifos?

Son básicamente un conjunto de literatura cristiana primitiva que cuenta vida y obra de los mismos personajes y personas que se encuentran en el Nuevo Testamento. Son evangelios, cartas o aventuras de apóstoles, pero lo que todos tienen en común es que no están incluidos en el Nuevo Testamento.
Cuando se formó el Nuevo Testamento, como había mencionado, ninguna de estas obras se incluyó,a pesar de que algunos son tan viejos como los que sí aparecen en el Nuevo Testamento. Los textos apócrifos nos dan acceso a ideas sobre Jesús y sus apóstoles que los cristianos de los primeros dos a cinco siglos después de Cristo tuvieron sobre Jesús. Ideas que se hicieron muy influyentes en el cristianismo, pero en realidad no se encuentran en el Nuevo Testamento.

¿Qué significa Apócrifo?

Etimológicamente, proviene del griego apocryphon, que significa oculto. Es altamente probable que, en su significado original, una texto apócrifo no tuviera una importancia desfavorable, sino que simplemente denotara una composición que reclamaba un origen sagrado, y se suponía que había estado oculta durante generaciones, o absolutamente, a la espera del momento oportuno de ser revelado.

Sin embargo, el nombre de Apócrifos pronto llegó a tener un significado desfavorable que aún conserva, lo que conlleva la falta de autenticidad y canonicidad.

¿Por qué no está en el Nuevo Testamento?

Los evangelios apócrifos se consideraban en la antigüedad como heréticos o marginalmente ortodoxos. Tenían ideas que los cristianos de aquellos años no creían que representaban la verdad de Jesús y su doctrina. La mayoría de ellos no se incluyeron en el Nuevo Testamento porque los cristianos que formaron el libro yeligieron el canon, no pensaron que estuvieran escritos por apóstoles o por personas que conocían a los apóstoles.

¿Qué encontramos en los Evangelios Apócrifos?

Los evangelios apócrifos narran lo que los apóstoles o seguidores de Jesús vivieron estando con él, antes y después de su resurrección. Hay otros, como el de Infancia de Tomás, que aborda a Jesús durante sus primeros años, y muestra como el Salvador no se controlaba del todo al usar sus “poderes”.
Y el hijo de Anás el escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce, dispersaba las aguas que Jesús había reunido. Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto. E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Tomás III, 1-3
También hay otros, como el de Tomás (no confundir con el de la Infancia) en el que se nos muestra otro camino hacia la salvación. En él, nos dice Jesús no nos salvó al morir y resucitar. Más bien, Jesús salva a las personas al revelar la verdad, el conocimiento de Dios y de sí mismos a través de sus dichos.

La figura de Pilatos también recibe su protagonismo. Por ejemplo en el de Pedro y Pablo, se habla de una carta que Poncio envió al Emperador Claudio en la que relata como los judíos acusaron a Jesús. También relatan sus acciones tras la crucifixión y como ayudó a divulgar en el milagro de la resurrección.

Y hablando de la resurrección, este hecho también varía en los apócrifos.

Evangelio de Judas es de los apócrifos de más reciente descubrimiento.

Evangelio de Pedro

Este evangelio apócrifo fue conocido a partir de un códice que data de los siglos V y VII que se encontró en un cementerio en Akhmim, Egipto. Contiene algunos detalles muy familiares y algunos detalles bastante fantásticos de la resurrección de Cristo. Por ejemplo:
Ahora, en la noche en que se acercaba el Día del Señor, mientras los soldados vigilaban dos por dos en guardia, había una gran voz en el cielo, y vieron que se abrían los cielos, y dos hombres descendían de allí con mucha luz y se acercaron a la tumba. Y la piedra que había sido arrojada en la puerta se abrió y se abrió parcialmente camino, y se abrió la tumba, y entraron los dos jóvenes. Pedro IX, 35-37
Los soldados, por lo tanto, cuando lo vieron, despertaron al centurión y a los ancianos (porque también estaban allí vigilando); y cuando contaron las cosas que habían visto, otra vez vieron a tres hombres que venían de la tumba, dos de ellos sostenían al otro y una cruz los seguía. Y la cabeza de los dos llegó al cielo, pero la de aquel que fue dirigido por ellos sobrepasó los cielos. Y oyeron una voz de los cielos, diciendo: ‘¿Predicaste a los que duermen?’. Y se escuchó una respuesta de la cruz, ‘Sí’. Pedro 10, 38-42
La cruz y los ángeles no aparecen en el relato que conocemos de la Biblia, ni a una cruz respondiendo. Aunque, tal vez, quería referirse al crucificado.

Acta de Pilatos (Evangelio de Nicodemo)

Este evangelio apócrifo fue muy popular, traducido a diferentes idiomas a lo largo de los siglos, hasta la modernidad. Hay tres partes principales: el juicio y la muerte de Cristo, una parte con José de Arimatea y Nicodemo con detalles sobre la resurrección y el descenso de Cristo al infierno.
En la segunda parte, se nos representa una discusión que tiene lugar dentro de la sinagoga. El contexto es que los judíos gobernantes habían encerrado a José de Arimatea en una habitación y lo habían sellado debido a su participación en poner el cuerpo de Jesús en la tumba. La sinagoga se reunía al día siguiente (domingo) para discutir qué hacer con él. Sin embargo, cuando fueron a buscar a José, descubrieron que de alguna manera lo habían sacado de la habitación cerrada, vigilada y sellada.
Y mientras aún estaban sentados en la sinagoga y asombrados por José, llegaron algunos de los guardias de que los judíos le habían pedido a Pilato que guardara la tumba de Jesús, para que no vinieran sus discípulos y se lo llevaran. Y ellos informaron, diciendo a los gobernantes de la sinagoga, a los sacerdotes y a los levitas lo que había sucedido: De alguna manera hubo un gran terremoto, y vimos a un ángel descender del cielo, y apartó la piedra de la boca de la cueva y se sentó sobre ella. Y él brillaba como la nieve y como un rayo, y estábamos muy asustados y fingimos estar muertos. Y escuchamos la voz del ángel que hablaba con las mujeres que esperaban en la tumba: “No temas, porque sé que buscas a Jesús que fue crucificado. Él no está aquí, ha resucitado, como dijo. Ven, ve el lugar donde yace el Señor. Ahora ve rápido, dile a sus discípulos que él ha resucitado de entre los muertos y está en Galilea”. Nicodemo, 13, 1
Los judíos dijeron: “¿Con qué mujeres habló?”. Los de la guardia dijeron: “No sabemos quiénes eran.” Los judíos dijeron: “Qué hora era?” Los de la guardia dijeron: ‘Medianoche” “Los judíos dijeron: ¿Y por qué no te llevaste a las mujeres?” Los de la guardia dijeron: “Nos convertimos en hombres muertos por miedo, y no miramos la luz del día; entonces, ¿cómo podríamos tomarlos?”. Los judíos dijeron: “Vive el Señor, no te creemos.” Los de la guardia dijeron a los judíos: “Viste tantas señales en ese hombre y no creíste, ¿cómo entonces deberías creernos? En verdad, usted juró correctamente ‘como vive el Señor’, porque él sí vive.” Nuevamente los de la guardia dijeron: “Hemos escuchado los informes de la persona que pidió el cuerpo de Jesús, que lo aseguró y que selló el puerta; y cuando lo abriste no lo encontraste. Así que nos das a José y nosotros te daremos a Jesús.” Los judíos dijeron: “José se ha ido a su propia ciudad.” Los de la guardia dijeron a los judíos: “Y Jesús ha resucitado, como hemos escuchado del ángel, y está en Galilea.” Nicodemo 13, 2
Y los judíos, al escuchar estas palabras, se sintieron sumamente temerosos, diciendo: “Presta atención para que no se escuche este informe y todos empiecen a escuchar a Jesús.” Y los judíos tomaron consejo y depositaron una gran cantidad de dinero para dárselo. los soldados, diciendo: “Tú dices: ‘Mientras dormíamos, sus discípulos vinieron de noche y lo robaron’ Y si esto llega a la audiencia del gobernador, lo persuadiremos y aseguraremos”. Y lo tomaron e hicieron lo que eran instruidos. Nicodemo 13, 3
Así como en el caso de Pedro, toma mucho de lo que conocemos en los evangelios canónicos.

Evangelio Apócrifo que fue vendido en subasta.

Jesús en el infierno

Sin embargo, hay otros que se enfocan más a detalle en la visita de Jesús al infierno. Como el de Bartolomeo, en el que Jesús baja al infierno , le predica a Judas ante de salvar a todos lo que están ahí, menos a Iscariote, Herodes y  Caín.

El de Pablo es interesante porque es una visión del infierno en la que la mayoría de las personas que sufren en el infierno y son castigadas no son paganos o judíos u otros no creyentes en el cristianismo, sino los mismos cristianos, cristianos que han hecho cosas malas, especialmente miembros del clero que no hacen bien su trabajo correcto y los herejes.

En el propio Evangelio de Nicodemos tenemos otra versión de este descenso de Jesús al infierno. La historia comienza con un diálogo entre Hades y Satanás, quienes han escuchado la noticia de que Jesús viene, lo que provoca un debate sobre el poder de Jesús. Hades tiene miedo, porque ha oído hablar de los milagros que Jesús ha realizado en la Tierra. Satanás, por otro lado, ha escuchado que Jesús fue crucificado como un criminal común. Está seguro de que serán capaces de atar y someter a Jesús cuando llegue a su reino.

Cuando Jesús llega, Hades le pide a sus siervos que cierren y aseguren las puertas, pero es en vano. Jesús las rompe y entra. Se apodera de Satanás y lo ata con cadenas de hierro, y luego lo envía a la custodia de Hades hasta la segunda venida. Jesús luego vuelve su atención a los patriarcas. Levanta a Adán, junto con todos los profetas y los santos. Juntos, todos salen del Hades y ascienden al Paraíso.